Nunca ha sido mi intención hablar de política en un blog sobre la felicidad, de hecho no voy a hablar de ella pero sí voy a dar mi opinión en cuanto a la nueva ley que se prepara sobre el
aborto. No comprendo como la
mayoría de edad para que el hijo se emancipe sea a los
18 años y sin embargo una niña con 16 años puede decidir si eliminar la vida que lleva dentro sin ni siquiera
los padres saberlo. Según dicen, la ley viene a
"normalizar" lo que ya está ocurriendo, o sea que hoy en día muchas niñas abortan en clínicas exponiendo su vida y los médicos se exponen a la ilegalidad al provocar un aborto a esas niñas. Parece ser que
cuando no existe una ley la inventamos aunque vaya en contra de lo racional. Yo si fuese padre no querría que una hija mía tomase esa decisión sin tener en cuenta
mi opinión.
El problema es que no se les
inculca, ni se les enseña desde pequeña el
respeto que han de tener por sus cuerpos. Es, una vez más, en el
hogar familiar donde los padres debieran explicar las posibles consecuencias que les puede acarrear el
jugar con sus cuerpos. En esta vida hay tiempo para todo y todo llegará en su momento correcto. El silencio no es lo más oportuno, las madres y los padres deben hablar con sus hijos abiertamente de ese tema tan importante que supone traer hijos a la tierra.
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